
¿Qué ha sido lo último que has aprendido?
Mi niñez no fue la más llena de regalos, por el contrario, siempre me tocaba ver como los niños del vecindario, e incluso algunos primos estrenaban juguetes para navidad; eso parte el corazón de cualquier infante por la sencilla razón que su mente no comprende el porqué sus padres no puede hacer lo mismo.
Sin embargo recuerdo que hubo una navidad donde en casa de mi tía habían puesto un arbolito, y debajo de él muchos regalos, René, el esposo de mi tía había sido el arquitecto. Cuando llegué el 24 de diciembre, vi aquel cuadro tan llamativo, quedé maravillado de lo bonito que se veía, aunque no tardó mucho el entusiasmo al acordarme que nunca recibía regalos. Suspiré.
Cuando se llegó la hora de abrir los regalos, me fui al fondo de la casa, para disimular, cuando de repente escuche mi nombre: «Kevin, vení a abrir el tuyo» no me lo podía creer, pensé que se trataba de una broma. Pero no, ahí estaba mi regalo, y una vez desenvuelto, un maravilloso camión de juguete iluminaba mi mirada. Lo disfruté como nunca.
Esta historia es parte de muchos de los sucesos que el esposo de mi tía hizo por mí y mi madre cuando no teníamos nada para comer. Hace poco, el estaba de cumpleaños, por cosas de la vida estamos en países diferentes, y sentí en mi corazón la necesidad de devolver un poco de lo mucho que hizo por nosotros. Cuando le llamé y le felicité por su cumple, diciéndole de paso que le mandaba un cariñito monetario con estas palabras: “lo quiero mucho, gracias por todo lo que hizo por nosotros” pude percibir, que, había hecho un silencio que manifestaba un impacto inesperado.
He aprendido que ser agradecido, no solo llena el corazón del que ha sembrado algo, sino también del que ha valorado los frutos.
Kevin Mayorga.
Replica a Kevin Mayorga Cancelar la respuesta