Otra de las pasiones que había olvidado compartirles, es mi deleite en la batería. Pero, ¡qué mal educado! no me he disculpado con ustedes, tenía meses de no escribir algo por acá, les pido disculpas y espero de todo corazón que estén bien. Han sido días intensos de trabajo y queda muy poco tiempo para descansar, pero aprovecho este día libre para compartirles un poco acerca de una de mis aficiones que quizá no sabían.

La música es un lenguaje universal, no importa si eres africano, americano, asiático, europeo o extraterrestre. Si escuchas un compás por ahí, es muy posible que te haga mover ese piecito por debajo de la mesa, por muy introvertido que seas. Y como en todo, la música está compuesta por una basta gama de composiciones, y entre ellos, los instrumentos y dentro de esos instrumentos, se encuentra uno que muchos le han llamado el alma o el corazón del ritmo, La Batería.

Aún recuerdo esa vez cuando Esteban, un joven de unos catorce años, estaba en el altar de la iglesia al que mi mamá y yo asistíamos sentado sobre un objeto relativamente grande, y al que le daba con dos palillos y lo hacía sonar de maravilla. (Aunque para algunos su sonido es un tormento) lo cierto es que para mí era arte pura. Desde ese día supe que si en la vida llegaba a aprender a tocar un instrumento, ese sería el indicado.

A temprana edad comencé a demostrar oído musical, sabía caer en los tiempos, y si alguien iba cantando desafinado lo sufría, (el que tiene oído musical lo entenderá), pero no juzguemos; yo quise ser futbolista y era malísimo. Un día ofrecieron dar clases, me anoté y comencé a destacar. Quizá te estás imaginando que luego entré a una academia y luego me hice un experto en ello. Pues no, pasaron años, que por alguna extraña razón me desanimé y dejé el tema de la batería en el olvido.

Voy al grano, recientemente volví a encontrarme con ese deseo que siempre estuvo ahí, surgió de una necesidad y en vista de que Dios me dio el talento, sería irresponsable de mi parte dejarlo enterrado. Hay personas que desearan tener la habilidad de tocar instrumentos y no lo tienen; y hay quienes lo tienen y lo menosprecian, así que, decidí multiplicar ese talento. Una de las metas para el año 2026 si se nos permite, es entrar a estudiar académicamente la batería. Ciertamente ya toco los ritmos básicos, pero ahora voy por la lectura de tablaturas y técnicas.

Cuéntame, ¿cual ese ese instrumento que tocas o que siempre has anhelado ejecutar?

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