Si tuvieras que vestir siempre igual, ¿qué elegirías?

Por la vida voy vestido de una túnica de colores de gamas ardientes. Me abraza en los gélidos golpes de mustios pensamientos, y me cubre del flagelo de arena en mis mares de desiertos.

Cuantas veces quise lanzarlo desde los puentes de la muerte, exterminarlo con fulminantes miradas rebeldes, pero una y otra vez tocaban a la puerta… Ahi estaba aquel vestido; limpio, fino, brillante.

Podría haberlo comprado, pero es que nunca estuvo en venta; podría habérmelo ganado, pero es que nunca pude haberlo merecido; podría haberlo regresado, pero era en mi como un sello.

El maligno quiso despojarme de mi preciado vestido, verme desunudo, escupirme y burlarse con eco desenfrenado. Pero al tocarme, aquella ropa arrojó su luz, fue expulsado, mal herido y avergonzado.

Mi vestido es el vestido de la gracia, que no muere, no se pudre ni desvanece. Si quisieres vestirte de ella, al maestro tienes que correr. Quien te cubre, quien te abraza, quien te viste.

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