
Mientras meditaba en Dios y después haber estado practicando una respiración consciente durante 7 minutos, pensaba en el hecho de lo que Dios afirma en su palabra: «Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo». Suena maravilloso y realmente lo es; pero luego me saltó al pensamiento algo que me quebró por dentro: pero, ¿nosotros estamos con Él? si me dejas ser sincero, muchas veces he dejado de estar con Él; le he abandonado por dedicar mi tiempo a cosas superfluas como las redes sociales o lecturas fantasiosas.
Ahora bien -me dirás- y eso, ¿en qué afecta a Dios? en su esencia como Dios, absolutamente en nada, pero como se trata de un Dios que ama a a sus hijos, definitivamente la deshonra es algo que le duele.
El texto de Santiago arroja mucha luz al respecto: «¿o pensáis que la escritura dice en vano: El Espíritu que ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?» (Santiago 4:5).
Estar con, no es lo mismo a estar con a. O sea, no es lo mismo estar al lado de una persona, que estar con una persona. Puesto que Dios habita en los suyos -templo suyo somos- (1 Cor 3:16-17). Es menester no solo estar al lado de Él sino también estar con Él.
El salmos 91 dice: «El que habita al abrigo del altísimo» la palabra habitar inmediatamente me lleva a la palabra «hábito» y es algo que me anda sonando mucho últimamente, y si hablamos de buenos hábitos, en definitiva, estar en la presencia de Dios, con Dios, es lo mejor.
Kevin Mayorga.
Deja un comentario